NS NihilScio
* Quiero decir, Sancho, que el deseo de alcanzar fama es activo en gran manera: ¿quién piensas tú que arrojó a Horacio del puente abajo, armado de todas armas, en la profundidad del Tibre?; ¿quién abrasó el brazo y la mano a Mucio?; ¿quién impelió a Curcio a lanzarse en la profunda sima ardiente que apareció en la mitad de Roma?; ¿quién contra todos los agüeros que en contra se le habían mostrado, hizo pasar el Rubicón a Julio César?; y, con ejemplos más modernos, ¿quién barrenó los navíos y dejó en seco y aislados los valerosos españoles guiados por el cortesísimo Cortés en el nuevo mundo? Todas estas, y otras grandes y diferentes hazañas son, fueron y serán obras de la fama que los mortales desean como premios y parte de la inmortalidad que sus famosos hechos merecen, puesto que los cristianos, católicos y andantes caballeros más habemos de atender a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza; la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene su fin señalado; así, oh Sancho, que nuestras obras no han de salir del límite que nos tiene puesto la religión cristiana que profesamos.( Cervantes - Don Quijote)